sábado, 26 de noviembre de 2011

¿Cómo saber si alguien es de confianza?

Psiquiatra: "Necesitas confiar en ti mismo"
Paciente: "¿Qué? ¿ese vago que me emborrachó y se gastó todo mi dinero la noche pasada?"

Esta es una cuestión que seguramente todos nos hemos hecho en algún momento (sin ir más lejos, yo mismo, el otro día mientras hacía un largo viaje en coche) y no tiene una fácil respuesta. Por supuesto que yo tampoco tengo la clave, ni soy psicólogo, ni he hecho un máster en relaciones interpersonales, pero sí que hay algunos puntos bastante objetivos en los que me he dado cuenta que me fijo a la hora de depositar mi confianza en alguien. Quizá es una deformación profesional debida a que, por trabajar actualmente como profesor, continuamente debo organizar grupos de trabajo, me tengo que poner en el lugar del alumno, debo valorar el esfuerzo realizado, la actitud, el entorno y toda una serie de detalles que pueden pasar desapercibidos. No son habilidades o capacidades, sino actitudes que me dan una idea de la fiabilidad de una persona y no están restringidas al mundo estudiantil ni mucho menos, sino a cualquier entorno de trabajo (remunerado o no). Además, son comportamientos que no se pueden fingir en el medio-largo plazo, o se es así o no se es. Veamos algunos que se me ocurren:
  • Puntualidad. Esto parece una tontería, pero me parece un gran indicativo de la rectitud a la hora de llevar a cabo un trabajo.
  • Llevar un margen de tiempo sobre el tiempo límite al realizar un trabajo.
  • Voluntad de ayudar a un compañero o no compañero.
  • Cuidado y buen uso del material sin despilfarro.
  • Satisfacción visible por el trabajo terminado y bien hecho.
  • No comprometer el trabajo de un compañero por ningún motivo.
  • Si por cualquier razón, un trabajo no va como debiera, buscar las razones hasta el fondo y, si no se puede arreglar, como mínimo identificar perfectamente el error y llegar hasta quien lo puede solucionar.
  • Ser consciente de las propias limitaciones y no sobrepasarlas sin pedir ayuda.
  • Esta última no es obstáculo para algo muy importante: tener afán de superación y de querer adquirir nuevas capacidades.
  • Afán de querer ir un poco más allá de las obligaciones en el trabajo. Esto indica que la motivación principal no es la obligación, sino un interés real, lo que, sin duda, da una seguridad extra de que cumplirá las expectativas con creces.

Mira por dónde ha salido un decálogo que, por cierto, yo mismo intento cumplir, sino no tendría sentido exigirlo a nadie. ¿El motivo? Muy sencillo: alguien que cumple con esas condiciones, para mí, suele ser un buen compañero y, posiblemente un buen subordinado o un buen jefe, lo cual, sin duda, facilita el trabajo, que es donde pasas muchas horas al cabo del día. Tiene sentido intentar pasarlas lo mejor posible ;)

Imagen de toonpool.

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